Las paredes de mi casa


Hoy, la lluvia tiene otro sabor, es…melancolía para mi paladar, pero su apacible calor envuelve esta casa con un aura de complicidad.

Hoy, mi ser atesora un color distinto, que se impregna con desasosegante vehemencia llevándome hasta el más impuro y revelador pensamiento, debatiéndome entre lo profano y lo sagrado. 

Hoy, la luz me mira con peculiar intuito y me encuentro acorralada por las emociones, asombrándome la perecedera soledad que juega a perderse entre las paredes de la casa cuando oigo el ronroneo de mi gata. 

Hoy, mi vida se anuncia a ras de suelo y remonta el vuelo repentinamente cuando menos lo espero. Los pensamientos coquetean y mis sentidos se atrincheran torpemente, pero aterrizan elegantes y soberbios. 

Hoy, constato lóbregas despedidas, que perfilan gotas cristalinas plasmándose en el papel de esta carta con remitente. Y surcan mis mejillas agitadas acallando infundadas esperanzas. 

Hoy, figuro que la danza me respalda, pues mis pasos se ondean con donosa ligereza y bailo al son de la alegría que desprenden, condescendientes, las paredes de mi casa.

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