Confesión


Efímero; porque cuando me dé la vuelta se habrá volatilizado, perdiéndose en un universo troquelado con promesas e iniciativas rotas.
Poético; pues la elocuencia que guarda intacta en sus párpados renueva cada gesto emancipado de su lengua jubilosa.
Armónico; ya que sus donosos pasos se entrecruzan con sonrisas cristalinas que naufragan serenamente.
Enloquecedor, cuando levanto la mirada y sospecho decadencia. 
Y un amargo quizás se aferra a mi cintura, plagándome de dudas que suspenden un tiempo de felicidad... marchitado al sajar su inocencia.

Y corro, lloro y horado mis pulmones con perturbados alaridos.
Y me persigue una verdad, solemne y colérica, que me reduce siempre a nada.

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