Un romance escabroso II


El tiempo en que acogió a Miguel en su hogar pudo observar su evolución, cómo se iba sobreponiendo al fatídico acontecimiento amoroso, cosa que, sin querer, alegraba el alma de Carlos, y no precisamente porque hubiera menguado el dolor de amor de su amigo por aquella chica.
La estancia que compartieron la pasaron poniéndose al día y hablando de Ángela, pues si había algo que a Miguel le hacía mejorar su estado, era precisamente ahondar y normalizar las desventuras, no enterrarlas.
Una mañana, de improviso, Miguel recibió una llamada de la chica. Iban a quedar para hablar por fin y ello le imbuía ilusión, así pues,  todo el progreso que hizo durante los dos meses posteriores a la ruptura, se desvaneció entre esperanzada inocencia, pues aunque había mejorado mucho, seguía queriéndola y en sus palabras advirtió arrepentimiento.
Aunque nunca lo hubiese imaginado, Carlos se dio de bruces con un sentimiento de instinto animal, no quería que nadie le arrebatase a Ángela, y menos él pese a que, paradójicamente, sólo hubiese conocido parte de su vida gracias al noviazgo que mantuvo junto a su amigo.
En cuestión de una semana, Miguel debería volver a su ciudad para reencontrarse con Ángela. Hablarían y solucionarían sus problemas como debieron haber hecho en su día.
Pero en vez de a Miguel, cuando se presentó con las maletas en el que un día fue el hogar de ambos con la intención de justificar su pánico al compromiso, halló a un hombre de aspecto serio, con guantes, como si de un mayordomo se tratase. Era a Carlos, quien la saludó con cordialidad.
La descubrió realmente bella… a su lado, las fotografías que había contemplado sólo eran caricaturas que no hacían justicia a la beldad de aquella mujer.
Ella inquirió en saber quién era. Cuando se presentó recordó que su ex le había comentado la existencia de un tal Carlos, amigo de la infancia. Se adentró en el piso y con perplejidad, pudo apreciar una opípara cena de cariz romántico, avalada por un candelabro que dejaba esa parte de la habitación a media luz.   
En sus labios se hizo manifiesta una sonrisa triunfante que apaciguaba la duda de saber si su ex querría continuar con la relación.  Pensó que sería el ágape de la reconciliación y que, Carlos lo había ayudado a dejarlo todo perfecto. Pero nada más lejos de la realidad.

Comentarios

  1. Mmmm ya me he imaginado lo que podría llegar a pasar en la tercera parte... voy a leerla a ver si he acertado ^^

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares