Pasado y presente

Un día más que transcurre, y como siempre, no exento de fugacidad...
Últimamente me doy cuenta de que el tiempo se escurre como si estuviera embadurnado con mantequilla y no pudiese atraparlo con mis manos, pues resbala inexorablemente, es como si no pudieses retener un instante lo suficiente como para poder recrear ese presente y disfrutarlo más tiempo del que consideramos como tal, porque cuando piensas en ese momento te percatas de que ya es sólo un recuerdo (los hay mejores, los hay peores...) y por tanto ha cruzado la línea hacia el pasado. Ya no está. Ya se ha ido. Y muchas veces le restamos importancia porque es un pasado contiguo, próximo a nuestra rutina y lo dejamos en stand by, como un complemento que da fe de tu existencia, pero, otras, cuando recuerdas otorgarle protagonismo, te das cuenta de que han pasado seis años en un intervalo que no acusas tan lejano, que tu vida ahora (y vuelvo a recalcar: AHORA) pertenece a un mundo completamente distinto, y piensas ¿pero cómo es posible? ¿Qué he hecho en estos seis años para que mi vida confluya en este cambio tan radical? No entro en si es mejor o peor, sólo diferente, y no te das cuenta más que al comparar tus dos momentos, percibiendo solamente una línea continua que has llenado viviendo, sintiendo, haciendo... pero ¿en qué punto materializas ese cambio? los recuerdos... traicioneros enemigos, bellos aliados.
Es bonito vivir el presente sin cargas pasadas, una apología al carpe diem en toda regla, pero, pienso, que es precioso evocar el pasado aunque te acaricie con melancolía.

                                                  

Comentarios

Entradas populares