Autoperdón
A veces en la vida sucede que te
estancas, algo agarra tus pies, unas manos invisibles te dejan completamente
paralizada. No permiten que avances y continúes tu camino. Te anclan a un punto
amargo que se itera como el día de la marmota y en él, se reproducen temores,
callejones sin salida y la constante sensación de notarte condenada por tu
pasado, sentenciada por tus errores, indiferentes ante el pretexto (que en el
fondo es verídico) del "Ya no soy así, ya (presente) no".
Pero es que no lo soy
me doy cuenta, tengo conciencia y consciencia.
Soy humanatengo faltas... graves unas, leves otras
pero como todos, ¿no?
No obstante, me hago esclava de lo que debería ser y no soy,
de lo que debería hacer y no hago,
de lo que debería pensar y no pienso,
de cómo debí haber obrado y no obré.
Y entre tanto...
olvido sentir la realidad que me envuelve,
olvido quién soy, olvido vivir,
inobservando mis circunstancias imperfectas.
Y me obsesiono, presa fácil de la paranoia.
Y me tortura el malestar.
¿Será que le di potestad a mi crítico interno para asolar la virtud del autoperdón?
Pero es que no lo soy
me doy cuenta, tengo conciencia y consciencia.
Soy humanatengo faltas... graves unas, leves otras
pero como todos, ¿no?
No obstante, me hago esclava de lo que debería ser y no soy,
de lo que debería hacer y no hago,
de lo que debería pensar y no pienso,
de cómo debí haber obrado y no obré.
Y entre tanto...
olvido sentir la realidad que me envuelve,
olvido quién soy, olvido vivir,
inobservando mis circunstancias imperfectas.
Y me obsesiono, presa fácil de la paranoia.
Y me tortura el malestar.
¿Será que le di potestad a mi crítico interno para asolar la virtud del autoperdón?
Comentarios
Publicar un comentario