Lo que somos
Ni
siquiera sé si quiero conocer tu “ahora”.
Probablemente
no.
Y es
que…
No lo
necesito.
Me
basta con saber que pedacitos de tu pasado
han
conformado una parte de mi presente
y que a
la inversa, ocurre igual.
Y con
eso me es suficiente. Me hace feliz.
Porque
toda experiencia aporta,
sea alegre
o catastrófica,
pues
reconduce a un camino,
que uno
puede elegir.
Y en
ti quedará indeleble,
pues no
existes de otra forma,
ni con otros recuerdos.
-Sin tu
pasado, no forjas tu presente.-
Y sólo
puede haber gratitud por ello,
por la
lealtad y el amor que fortalecen,
la
veracidad del sentimiento…
La ilusión
grabada en tu “hoy”.
Por
saber que fue,
pero que no
deja de seguir siendo,
sólo
aquello que quieres que sea…
pues a fin de cuentas,
forma parte de tu periplo eterno.
forma parte de tu periplo eterno.
Porque
es preciada la reminiscencia
cuando
no produce melancolía o dolor,
sino calor
y emoción,
inspiración
y aceptación.
Siempre
intacta en mí,
porque así lo he decidido,
porque así lo he decidido,
pasen
décadas o años,
sólo
espero no olvidar…
Las
caídas y pasiones,
o la infancia
que retuve,
el
aprendizaje de la vida,
que
poco a poco comprendí.
Toqué,
sentí, lloré,
grité,
reí. Amé.
Estuve
feliz y triste,
siempre
a ratos…
Pero
hubo compañeros de viaje
en mi psicodélica
travesía,
que
sujetaron mis lazos rotos.
Y con
quienes aprendí…
A
deshacer nudos y agravios.
A reír
más fuerte, si cabe.
A
entender con el corazón.
A
clasificar con la razón.
Los
mismos que aprendieron,
del
trocito que de mí les daba.
Es la
reciprocidad compartida,
la que,
a fin de cuentas, condimenta el alma.
Y de nuevo
se abre el paso,
entre
lo vetusto y añejo,
una
historia cotidiana
que se
escribe en la inconsciencia.
Con la
alegría inundando el día a día,
sin que desista la inocencia
que siempre aflora en nuestro ser,
que siempre aflora en nuestro ser,
y que sea
inmarcesible,
que la
templanza recree al pensamiento,
que
perdure el júbilo. Y su virtud.
Que se
torne rosado el murmullo
y nos
embriague su cálido denuedo
y el
sentimiento se erija recio,
desde las entrañas del recuerdo.
Que las
mareas, si pueden, lo nublen,
pero
que no lo ahoguen jamás.
Pues
los vaivenes taciturnos
y las
palabras amables
aunque
los tiempos cambien,
fueron
reales una vez.
Y es lo
que nos llena,
aquello
que nos hace grandes,
extrae
lo mejor de nosotros,
provenga
del mundo que elijas.
… De las ideas,
… De los sueños,
…De la realidad,
… De los recuerdos…
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